sábado, 30 de mayo de 2009

México DF- San José, Costa Rica: Tuanis!

Y si tiene escala en El Salvador

Los subways no están frescos pero no es desagradable el lugar, es un aeropuerto pequeño que se puede recorrer unas 20 veces en 3 horas de espera. Está alejado de la zona urbana, que desde arriba ni siquiera parece existir, la playa azul turquesa y el exuberante follaje de los árboles abarca por completo la vista que se alcanza desde las pequeñas ventanillas del avión.

San José
Llegando al aeropuerto de San José Costa Rica, uno se siente de vacaciones, graaandes lonas colocadas en lo alto de las paredes del área de registro de extranjeros te avisan que has llegado a un sitio “100% libre de ingredientes artificiales”, otros leen “Pura vida” y son predominantemente verdes, manchados de colores por algún tucán o el mar.
Mi primer alojamiento fue en San José, en el Hostal llamado Bekuo. Muy cool, la gente -igual que en el aeropuerto- no dejaban que te sintieras atolondrado en ningún momento por
estar en un lugar extraño, y sin ser hostigosos, ese equilibrio es de lo que más agradezco.
Aunque nuestro destino primero era Turrialba, a dos horas aproximadamente de la capital, tuvimos que pasar la noche en San José porque no son muy amplios los horarios de autobuses a esa pequeña ciudad cafetalera, agrícola y académica porque está el CATIE y que además cuenta con un volcán ¡activo!

Aprovechando la mañana en San José recorrimos la zona centro, algo de las amplias avenidas arboladas, muchos palos de rosa en contraste con estilos rústicos dan un aire muy fresco a la ciudad que no en todas partes es tan apacible, es de hecho una gran ciudad capital, llena de centros comerciales, institutos, tiendas, restaurantes y establecimientos de todo tipo y de todos tamaños. En sus callecitas después del primer cuadro pueden encontrar pequeñas librerías con títulos en inglés, español y francés -por lo menos- muy baratos, se trata de artículos de segunda o tercera mano que ofrecen en las puertas algunos negocios misceláneos. De hecho, mucho de lo que verán después del dinámico centro de San José es de dimensiones y características bastantes familiares para quien conoce la provincia de México. La central de autobuses es un ejemplo de ello. Y aquí ya empieza a ser importante tener en cuenta el valor de los colones, la moneda tica.

-> Conversiones

Pero no hay que abordar ningún autobús en San José antes de comer algo por ahí, yo y mis acompañantes no nos resistimos a los antojitos típicos que encontramos en un par de puestos entre los negocios dedicados a souvenirs de todas las regiones del país, macadamias y café. Uno de los más memorables: paties, empanadas de carne muy condimentada pero sabrosa (aunque los mejores francamente los fui a probar hasta Playa Cahuita. Por cierto, las macadamias y el café no pueden faltar en las degustaciones de quien se precie de explorar en la gastronomía de los lugares que visita, y si no solo quieren degustar sino cargar con algo de ello entonces el mercado de la ciudad, muy cerca del centro, es la opción más económica que no los defraudará en calidad.

Abordamos un regular autobús a Turrialba, se trata de transporte casi urbano, la ciudad está cerca pero el camino está hecho en curvas, quizás sobrepasen el límite de tolerancia de quien necesita dramamine frecuentemente. La tarde en la verde ciudad fue muy amable, el clima era cálido, corría el mes de abril; para esas horas ya había indicios de que la neblina acompañaría a la noche, y me pareció un lugar apacible, el techo bajo el que dormiría esa noche era una casa particular en el fraccionamiento donde viven los investigadores del CATIE, a las afueras de la ciudad, mis guías anfitrionas me advirtieron que debía tener cuidado con las boas del vecindario, que ya se habían comido a más de un gato por ahí…empezaba a sentirme abrumado por lo que luego me fascinaría.

La Fortuna – San Carlos: Volcán El Arenal

El pueblo que rodea al cono humeante en la región noroeste de Costa Rica es un buen lugar para caminar, comer, comprar, andar en bici y desde ahí, trasladarse en bote a Monteverde. Ah!, y para ver el volcán debe levantarse muy temprano, antes de que las nubes lo rodeen, y ver la lava ardiente o sentir los microsismos -si no quiere pagar una habitación de hotel carísima en uno de los muchos complejos turísticos en las faldas del Arenal puede hacerlo pagando por un paseo en auto hasta el mirador natural más cercano en la noche, sin embargo, debe tener presente que las condiciones atmosféricas son determinantes y suelen ser desfavorables para alcanzar a ser testigo de la actividad de estas magnéticas montañas vivas y conectadas al centro de la tierra. Tómelo en cuenta antes de pagar cerca de 30 dólares por el recorrido nocturno en la montaña, que aunque es emocionante, de día puede ser más provechoso en bicicleta. Y por supuesto no olvide que en Costa Rica hay otros volcanes como el Poás y el Irazú. Sin duda Arenal tiene lo suyo, es un cono “casi perfecto” dicen los que saben y está muy activo, aunque ahora mismo el de Turrialba no se queda atrás.

Los hospedajes en los alrededores de este parque nacional tiene opciones económicas en el centro y periferias del pueblo, para opciones menos modestas y más bien lujosas como spa y habitaciones que prometen “vibrar” habrá que pagar algunos cientos de dólares y las opciones son muchas. Cerca de estos hoteles, rumbo a la montaña, están las aguas termales, muy recomendables, y no acaparadas por los complejos ecoturísticos.


Llegar a este parque sin el tour planeado no debe preocupar de más, hay cientos de operadores turísticos para todos los bolsillos, la comida tampoco es motivo de reparo alguno y no se diga de los souvenirs.

Monteverde

Nombre muy descriptivo para dos cosas distintas, una la Reserva Biológica Bosque Nuboso Monteverde y otra, la comunidad Monteverde, íntima y geográficamente relacionadas.
La visita a este lugar es obligada para los fans de Jurassic Park y del ecoturismo. ¿Recuerdan el parque donde ambiciosos científicos le dan vida a di-no-sau-rios a partir de un mosquito en un ámbar?. Pues uno de los tantos paseos del nuboso bosque de esta reserva biológica fue uno de los escenarios naturales de la movie.

Si uno parte desde Arenal hasta Monteverde el paseo -de aproximadamente hora y media- en bote, las aguas mansas del gran lago lo relajarán inevitablemente, y ya depende de cada nivel de sensibilidad y gusto por los paisajes el disfrute total de este recorrido, para mi las montañas que parecían dibujadas, el aire limpio y fresco que dejaba ver un volcán que se alejaba de la vista poco a poco y las cabañitas de madera que parecían lejanas (es un lago grande), todo esto es parte de una postal enorme que no podría imprimir de una sola pieza ni pintar, quizás solo sirva para permanecer en mi cabeza con un suave movimiento incluido.

Y llegando a Monteverde, que fue rápido porque una camioneta esperaba ya, a escoger. Fue una pena disponer de tan poco tiempo para este lugar, pero desafortunadamente no fue el único sitio donde tuve esa sensación -y el itinerario aquí descrito fue de 9 días-.

Hay muchas cosas que hacer en las montañas verdes, quizás lo más popular y atractivo (y caro) sea el Canopy, esta forma de recorrer un tramo de bosque a la altura de las ramas más altas a través de cuerdas colocadas de manera segura pero emocionante, muy emocionante. Es un buen deporte por la tensión que representa pero no es sólo para apasionados de la intensidad, realmente había muchos niños muy divertidos también, aunque claro también los había pasmados por el vértigo y sin querer dar un paso entorpeciendo el paseo del resto del equipo, gajes de la aventura grupal.
La pequeña comunidad alberga a penas los servicios básicos necesarios: un banco, un hospital, hoteles, restaurantes pocos, una central de autobuses con corridas varias a San José, una caseta de información turística oficial y otras particulares, muchas tiendas de souvenirs y queserías, estas últimas son las más importantes, dicen que de aquí es el mejor queso de Costa Rica.

Como disponía de poco tiempo, opté por un paseo a caballo para observar desde lo alto el paisaje; amables nativos dedicados a los servicios turísticos me guiaron hasta donde estaba la persona y el caballo que me acompañarían en mi paseo de aproximadamente dos horas, no debí pagar más del equivalente a 200 pesos por ello. Regresando llovía y muchos terminamos refugiándonos en la pequeña central de autobuses. Yo viajé solo esa tarde hacia San José en un cómodo autobús, hicimos parada antes del anochecer en un comedor donde me abstuve de gastar más colones, pero compré botanitas peculiares para quien piensa solo en Sabritas como tentempié: plátanos deshidratados y frituras de amaranto.

Desde ese paraje, además de poder socializar con muchos otros turistas como yo, pude apreciar desde otra perspectiva Monteverde, y a nostalgia fue instantánea, además mi estancia en Costa Rica, que cada día era más agradable ya iba a la mitad de su plazo programado.

Isla El Tortuguero


El Tortuguero ha sido de esos maravillosos lugares que al ser descubiertos y gozados te regalan la sensación de que tenía que ser así, disipando todo conflicto presupuestal o dilema sobre qué lugar visitar, además de la a veces difícil inversión de tiempo para la logística de un viaje ya sea individual o grupal.

Llegar puede ser un poco complicado si se hace improvisadamente, como lo hicimos mi acompañante y yo, pero tengo entendido que desde el aeropuerto hay transporte con conexiones hasta la isla, a la que solo se puede llegar en bote y en avioneta. Nosotros partimos desde la Central de Autobuses de San José una mañana hasta Cariari y de ahí a Pavona para tomar el bote. El recorrido total es de 8 horas aproximadamente. Imprescindible: repelente de moscos, impermeable para el equipaje y ropa y calzado adecuada para constante humedad y largas caminatas.

La isla es en su conjunto un medio pueblerino tropical, poca cosa sofisticada aunque existen las opciones a la orilla de los canales cercanos, bungalows y hoteles tipo resort incluso y en el mismo pueblo el Buda Café y La Casona son bastante nices, pero en general el ambiente es sencillo. Las opciones de hospedaje son varias, he aquí un muy buen link comunitario:

http://www.tortuguerovillage.com/espanol/espanol.htm

Yo puedo hablar de las cabinas Miss Miriam: excelente gallo pinto (arroz con frijol condimentado) y rice and beans (arroz con frijoles en crema de coco), de este último creo que no probé uno mejor ni antes ni después en mi estancia en Costa Rica. Y bueno no solo estuve en su restaurante, la habitación, que a penas se usó para dormir unas horas porque había mucho que hacer afuera, estaba simplemente bien: limpia, agua caliente y con ventiladores, su costo lo más atractivo, 15 dólares.

Aunque la playa no es la mejor del caribe ya que sus aguas son agitadas, profundas y hay tiburones, es parte de uno de sus mejores atractivos: el arribo de tortugas verdes del caribe, entre julio y octubre pueden ser testigos de un arribo seguramente ya que es la temporada, pero incluso en abril hay aunque en menor cantidad. Los senderos del parque nacional que da nombre a la isla son puro bosque tropical, ahí me topé con un oso hormiguero y tucanes como si fueran palomas.

En el paseo en bote por lo canales – lo tomamos con Bony Scott, ¡es un personaje!- es fascinante, las bolas de pelos inmóviles en lo alto de los árboles, o sea osos perezosos, otra vez tucanes, muchos, muchos changos de diversos tipos, los sonidos y lo más impresionante: en el punto de confluencia con el mar, de un lado un lagarto, del otro lado un tiburón. Es como pagar por ser parte de una película filmada en el Amazonas o algo así. De hecho estoy hablando de un vasto espacio de bosque tropical lluvioso conectado con otras reservas y que tiene un área de 80.000 hectáreas de vegetación sin cortes de civilización. Árboles de 90 metros de altura y una flora y fauna exótica e incomparable en cuanto a riqueza y biodiversidad. He aquí toda la información:

http://www.tortugueroinfo.com/index2.html

Desayunar, o cenar, en uno de sus varios restaurantitos, unos locales otros evidentemente atendidos por extranjeros, es una grata experiencia para el paladar, hay buenas manos en las cocinas de este pueblito turístico en medio del bosque. Hay un lugar que se distingue por su repostería, aunque soy un ingrato que no puede recordar el nombre, volvería directamente ahí solo por intuición, o preguntando por los mejores pasteles de Costa Rica.

Quizá eso fue a buscar la chica de Los Piratas del Caribe, Keira Knightley, quien paseaba en una lancha solo acompañada del hombre que remaba y que seguramente era un guía.

Puerto Limón - Playa Cahuita

Ahí vi por fin el azul caribe. Playas que no tenían arena sino pedacitos de coral, otras donde sí había arena y era negra, y en ambos casos lo que había del lado opuesto a la playa no eran grandes edificios que albergaran hoteles, áreas arboladas albergaban changos, muchos otra vez; te hacían pasar de la sorpresa al temor en ratos. Se trata del Parque Nacional Cahuita.

Playa Cahuita tiene una influencia jamaiquina evidente, lo dicen algunas páginas web, yo lo vi en su gente, sus ritmos, la música en las banquetas por el día y las opciones de diversión nocturna, ahí debí probar la cerveza local “Imperial”, es buena.

Cahuita es también la imagen que viene cuando pongo el disco que traje de allá “Leyendas de Limón”, ¡Calipso!

En esta comunidad hay mucha oferta de hospedaje, las llamadas cabinas se ofertan en un reducido rango de precios, son económicas en general. Pasé una noche en la Posada Margarita, por sólo 9 dólares y servían un buen desayuno, los banana-pancakes deben ser su especialidad, y para comer un típico Casado (arroz y frijoles, ensaladas, y huevo frito o carne de cualquier tipo).

Puedes escuchar un poco de la música de Calypso Limón Legends aquí:

Lobsterband
Nowhere like Limón
Stop



Pacuare - Tico´s River

Mis últimos días en Costa Rica los pasé entre Turrialba y San José, la angustia de los souvenirs de última hora la dejé para el aeropuerto, básicamente dotaciones extras de macadamia y café, en general los lugares visitados tenían buenas, bonitas y baratas tiendas de recuerdos. Así que unas horas antes del vuelo, hubo tiempo para los rápidos.
Tico´s River fue la empresa elegida para conocer el río Pacuare y sus rápidos categoría cinco. Hay que pagar varios cientos de pesos por esto pero vale la pena. Y el almuerzo, pero sobre todo los guías, no están nada mal, son amables, expertos en su chamba y costarricenses. Esto cobrará importancia cuando vea la cantidad de operadores turísticos que no son se esos lares.

Expresiones para entender a los ticos:

Tuanis: Chido o suave, si eres retro.

Mae: Guey, “oye chico”.

Pura Vida!: Saludo, despedida, buen deseo, afirmación.

sábado, 9 de mayo de 2009

Más fotos ruta Cabos-Chihuahua

Muchas...
Muchas horas en el mar...

Desde el ferrie.

La Paz.

Las ballenas son más rapidas de lo que pensamos. Tengan su cámara en modo rápido o mejor lleven una de video sobre la cabeza.

Así los veía, en el bote (barra libre)
Esperando por el burrito de marlin.
Playa.
En el muelle con amigos nativos.

Los Cabos

No es difícil adivinar porque Los Cabos es el sitio favorito de muchas estrellas de televisión y cine jolivudense, si uno recuerda lo que la TV y las revistas le han enseñado se trata de personalidades con mucho dinero y asedio de todo –y en todo- mundo. Ellos pueden escaparse cualquier día, a cualquier hora y con todo el justificado derecho a aislarse, no en una isla, sino en un paradisíaco ambiente sobrio y bello: cactus y mar, sol y arena clara, rocas de caprichosas formas y fauna marina a la vista, diversión cosmopolita o silencio apacible.

Hoteles exclusivos como el One and Only forman parte del paisaje de San José del Cabo, ahí el sonido de un caracol avisa que hay ballenas saludando desde el mar. No es difícil dibujar la increíble escena, y en sí todo el escenario: un bulevar costero que llega hasta Cabo San Lucas de un lado es todo hoteles a la orilla del mar, restaurantes y bares, del otro lado hay casas, supermercados, negocios varios etc. Y llegando a San Lucas, la puesta de sol es generosa y te regala un bello color para fotografiar al dragón que bebe agua, como le dicen a la roca que forma el famoso arco de las postales.

Mucho se dice que Los Cabos son un destino turístico demasiado caro, y es cierto, pero hay que agregar que hay opciones, como en muchos otros lugares que mitificamos para demorar la visita tal vez. No debe pasarles eso por mucho más tiempo con BC. Existen hoteles como Las Palmas, donde si comparten el hospedaje pueden por menos de 500 pesos pasar un par de noches muy cómodas, tiene alberca y una terraza con vista a los hoteles que sí tienen acceso directo al mar, y no al bulevar como en este caso, pero bueno, como les decía, hay opciones, y el lugar era realmente agradable.

Mejor guardar un poco de dinero para comer al menos un par de veces en uno de tantos restaurantes con menús típicos y formidables: burrito de marlin, cayos de hacha, camarones, definitivamente hay mucho que comer, y no sólo mariscos, pero es que son tan buenos. Uno no sabe cuan cierto es eso de que los maricos del pacífico son los mejores hasta que los prueba, y es que son tan buenos los del Golfo también que es difícil imaginar que algo ya bueno pueda ser perceptiblemente mejor, pero lo es. Y por cierto, para acompañar: una ballena.


Otra cosa que requiere de su buen presupuesto es el recorrido en lancha, bote o yate para ver ballenas y leones marinos cerca del arco, hay desde los 400 pesos hasta.. uff, ¡saber cuánto puede cobrar un yate! pero si sus gustos son exclusivos y caros sabrán de inmediato a cuál abordar, hay muchas opciones, el muelle es en sí un buen lugar para caminar y curiosear; pero el tour que yo tomé con mis amigos no pasaba de esa cantidad y la barra libre con nachos como botana no estaba nada mal. Recuerdo que nos tocó ser parte de la celebración de una quinceañera chilanga, fue muy divertido, bailó con al menos 10 extranjeros de nacionalidades distintas y un tamaulipeco esa noche. Y lo mejor viene al caer la tarde, al mismo tiempo que las colas de ballenas que saludan y su gran presencia que emerge cuando respiran, las mantarrayas que saltan de repente, el sonido de los leones marinos y el cetáceo, el arco color marfil, las playas escondidas que han sido escenario de filmes épicos. Entonces puedes ver las luces de la ciudad y los veleros blancos acercándose al muelle, para allá tenemos que ir todos, pero no hay prisa, como no tendría que haber nunca en un sitio así.

En fin, no hablaré mucho de antros, pero debes saber que puedes encontrarte al elenco de Friends ahí ¡ah! y a Pink, cuidado con las gelatinas y con bailar sobre la mesa, es de esos lugares donde todo está preparado para que nadie pueda aburrirse.

De Los Cabos a La Paz

En la capital de Baja California Sur se encuentra la sede de Bajaferries. El ferrie que cruza desde el mar de cortés hasta Sinaloa, puedes elegir entre Topolobampo o Mazatlán. Nosotros optamos por el primero ya que hicimos una breve escala familiar en Los Mochis, a unos minutos del famoso puerto, reconocido por sus buenos mariscos y porque la economía se basa en ello y en el transporte de mercancías hacia BC.

Antes de llegar al puerto sinaloense, disfrutamos de casi 7 horas de mar. Azul arriba en el cielo y por los tres lados que puedes andar sobre la cubierta. Otra vez mantarrayas saltando. Adentro puedes dormir, estar en uno de los bares, restaurantes o ver una película, pero a mi me gustó el viaje afuera, es una experiencia incomparable. En términos prácticos y liberándome de una vez del arrullo del mar que me estaba meciendo, se trata de una excelente opción de transporte ya sea en términos reflexivos, cómodos y funcionales o para quien nunca ha estado en altamar (el servicio normal. es decir sin camarote- costó entre 600 y 700 pesos, en el 2008.

Y antes de zarpar, en La Paz, o esa pequeña parte de las afueras de la ciudad, encontré esa combinación de colores que quizá ya había admirado en algún diseño artificioso o en algún cuadro. La aridez que queda cuando se termina el mar de varios azules no es tanta como para no dar espacio a algunas buganbilias alrededor de los restaurantitos cercanos al muelle, muelle que huele a pescados y sal; los pelícanos enormes son parte de la mezcla, aportan un blanco en vuelo o bien en pose, de cualquier manera le van bien al lienzo en movimiento.
Ya en tierra firme, lo que puede interesarnos a todos de Los Mochis es que ya a esas alturas del noroeste se puede comprobar que tienen una exquisita carne en cualquier variedad de taco que se le antoje, en ésta ciudad de amplias calles son especialistas.

En los Mochis, además de buenos tacos y parientes míos hay una estación de ferrocarril, se trata de la ruta Chihuahua Pacífico.

El Chepe

Mi primer viaje en tren no estuvo nada mal. Tengo entendido que se trata de una de las 10 mejores rutas ferroviarias de América. No lo dudo. La sierra tarahumara es impresionante.

Desde que nos acomodamos en los asientos queríamos estar parados, y no porque fueran incómodos, de hecho no lo eran (elegimos primera clase esta vez) pero había puertas hacía ventanas por donde podíamos además de ver, oler y sentir el aire frío en las mejillas. Corrían los primeros días enero.
Recordar el viaje en El Chepe es como evocar una navidad feliz, de esas de la infancia, con regalos bonitos y familia contenta, así de cálido a pesar del frío del invierno, así de despreocupado y alegre como la niñez.

La primera parada que hicimos en las Barrancas del Cobre -como se le conoce a éste sistema de barrancas solo comparable con el Gran Cañón- fue Bauhichivo, en el municipio de Urique (1620 metros de altitud). Ahí buscamos un chofer - entre los muchos que esperaban por decenas de turistas que descendimos del tren- , habíamos reservado vía Internet una habitación en las cabañas de San Isidro.

Una combi nos llevó hasta allá, a lo alto de las montañas. Ahí, Don Mario nos atendió como reyes. Sólo había una pareja de canadienses hospedándose por esos días. Con ellos realizamos un paseo por el lugar y luego comimos juntos en el comedor de las cabañas, nos sirvieron en deliciosos tres tiempos, encendieron una fogata afuera para la sobremesa, prepararon margaritas y palomitas, realmente no imagino cómo podía ser mejor. Un amigo de Don Mario llegó desde Chihuahua esa noche, platicamos y bebimos con él. Al otro día, después de descansar en una calientita habitación con chimenea, teníamos prisa por descubrir el desayuno, todo era realmente bueno y las tarahumaras hablaban en un idioma que sólo ellas entendían y se reían de nuestras caras de felicidad. Después rentamos un caballo y unos niños nos guiaron a las piedras en forma de rana y la vista hacia la cascada. Ya no queríamos irnos, pero esa tarde tomamos el tren nuevamente, no sin antes hacer un generoso paseo en la misma combi que nos llevó a la estación, conocimos así Cerocahui y su templo jesuita y nos topamos sin querer con las primeras “casas tarahumaras” que nos mostrarían más adelante como un atractivo turístico.



Abordamos el tren satisfechos de nuestra primera incursión en poblados montañeses. El siguiente descenso fue en Divisadero, donde todos los pasajeros podemos bajar por 15 minutos a tomar fotos y estirar las piernas –deben tener cuidado con el olor de las fritangas que venden a unos pasos de la estación-. Se trata de la parada obligada, hay pocos puntos tan accesibles para ver las barrancas del cobre en su máxima dimensión. Da vértigo. Y embelesan. Para esas alturas ya estaba haciendo amigos, un español y un mexicano estudiantes de geología de la UNAM nos pidieron una foto y ahí empezó la buena relación de turistas que no debe faltar en los viajes. Como tampoco las artesanías, que en esta parada abundan.

Nuestro destino principal era Creel, desde las páginas de Internet que checaron mis amigos para armar el itinerario pintaba interesante. Y fue mejor de lo que las pantallas pueden mostrar, en ese pueblito hay que estar.

La Posada Margarita era el único lugar con hospedaje disponible por esos días, el pueblo estaba lleno de turistas, y lo disfrutamos, las dos noches que pasamos ahí hubo buenas reuniones, callejeras y de lobby de hotel (el Western, muy recomendable), suizos, españoles, alemanes, canadienses que recorrían América y un par de californianos que buscaban los ríos de montaña coincidieron con unos cuantos mexicanos que se dispusieron a conocer un poco más de su propio país.

Volviendo a la posada, se trata de una casa grande con un comedor compartido, trato amable y sazón aceptable, y francamente económico: 120 la noche en una habitación compartida con agua caliente, algo muy, muy importante. Por la noche, durante la cena, amenizó un trío local de música, por supuesto, norteña.

En cuanto a los atractivos turísticos de este municipio chihuahuense se cuenta el Valle de las ranas (rocas de formas curiosas), el lago Arareko (grande, muy lindo) y las piedras elefante y tortuga. Hay ríos a los alrededores, ideales para el kayak y excursiones en bicicleta.
Fue una pena tener que abordar el tren nuevamente y es que eso significaba abandonar Creel y subirnos por última vez al Chepe ya que descenderíamos nuevamente en Chihuahua. Recuerdo la sensación de nostalgia instantánea desde el pasillo mirador del tren viendo el pueblo que dejábamos atrás.

Pero lo mejor del recorrido por la tarahumara no es fácil de sentenciar ni de definir. A unos kilómetros del punto de nuestro último abordaje la temperatura iba en descenso, y nosotros montaña arriba, como esa parte alta de la montaña rusa antes del descenso, y entonces el paisaje del atardecer era de colores entre gris y blanco, riachuelos congelados y algo que parecía nieve a lo lejos, quizá era sólo escarcha, pero era hermoso.

Y después, ya de noche y descendiendo con el motor aparentemente apagado desde mi asiento, casi acostado viendo por la ventana, lo primero que me sorprendió fue el limpio sonido de los vagones golpeándose sus fierros en las curvas, las luces del interior se apagaron por completo después de un ruido de claro e intencional corte de energía eléctrica, y como si hubieran abierto un telón de teatro el amable personal del tren no dijo nada y observé el cielo. Las estrellas estaban tras del cristal de la ventana. Sólo una vez en mi vida había visto un cielo así de negro con tantas estrellas así de brillantes, en los altos de Chiapas y después en Cuatrociénegas Coahuila, y curiosamente en los tres lugares la sensación ha sido distinta y fascinante. En el tren el sonido era nuevo para mí, la altura también, y el cristal entre nosotros y el espacio exterior hizo volar mi imaginación. Creo que Carla – mi compañera de viaje- quería llorar de la emoción.

Llegando a Chihuahua nos bajamos del tren y su movimiento nos acompañó unas horas más, como cuando después de un baño en el mar las olas te siguen a la cama en la noche.

Dormimos en un hotel cualquiera de la zona centro de la ciudad, al otro día volábamos a Monterrey.

Pero no nos subimos al avión sin aprovechar las menos de 24 horas que pasamos en la ciudad, conocimos el centro histórico en el típico recorrido de turibus y regresamos corriendo al Museo del Mamut donde hay fósiles gigantes ¡y un esqueleto de ballena!. Tratamos de entrar a una cantina pero estaban cerradas –las menos peligrosas en apariencia-, era temprano. No dejamos tampoco de comer algo típico y los burritos no nos defraudaron. Chihuahua es grande, muy grande, aspecto urbano pulcro y de aire también limpio. Me gustaría regresar con más tiempo para más cantinas y para ir a El Pasito, como El Macalito tampiqueño.




Antes de partir, con los amigos. 2 de enero del 2008